Imagino que más de una vez durante tu día a día, en esos pequeños lapsus en que levantas la mirada del móvil, o del ordenador (porque el resto es trabajar, comer, conducir, dormir, y poco más, para la gran mayoría -¿acaso miento?-)... te encontrarás en muchas situaciones donde piensas "trágame tierra". Los motivos pueden ser dispares:
Te encuentras en una situación con un elemento que tiene dos orejas, pero ninguna conexión entre éstas y la parte del cerebro que procesa las señales; o bien estás atascado en tráfico y resulta que ese día todos los semáforos te tocan en rojo, o todos los incompetentes delante y llegas tarde; o simplemente en tu trabajo te hacen 'mobbing' (como el bullying, pero laboral)... o el motivo que sea: Tu día y tu vida son una mierda concretamente en ese preciso momento y lugar. Alguno tendrá hasta una nubecilla que le flota al lado de la cabeza con las siglas "OMG" en ella. Y tú mientras tanto te concentras en respirar diez veces despacio antes de actuar, o directamente 'desenchufas' el cable de la zona límbica del cerebro para no liberar tus demonios.

La clave de todo esto es la paciencia, sí... la paciencia. Eso de lo que todos hablan y aconsejan tener, pero ninguno hacemos alarde de acopio de ese material altamente solicitado y cuasi desconocido. Si te estás riendo es que eres de los míos, y si no ENHORABUENA, tú no necesitas leerme. ¡Hasta luego!
La culpa es de muchas cosas, y un poco tuya (y mía). Porque somos unos malcriados con nosotros mismos. Queremos que todo salga bien, y para ayer, generalmente con todo. Y cuando te hablo de tú a tú no sé tu edad, pero por lo que veo este mal del cual nos aquejamos la mayoría no discrimina en edad, y lo que es peor: Va en aumento. Que si el whatsapp para confirmar unas treinta veces antes de llegar al sitio al que ya hemos puesto una chincheta en el mapa (por lo menos) y taladrado en piedra la hora. No importa, nunca sobran confirmaciones, como si la palabra ya no tuviera valor. ¡Dónde habrán quedado los tiempos donde se quedaba para un Viernes desde un Domingo! ... ¡Y se iba! Ni agenda ni nada, de memoria todo, igual que los teléfonos de tus mejores amigos. Esto parece una bobería, pero no lo es. Voy a contar una anécdota que me pasó hace una semana:

No obstante, y en general, existen varios baremos para tasar cuánto vale nuestro tiempo, y la única respuesta que daría si me preguntaran cuánto vale mi tiempo, el tuyo, o el de cualquier persona, sería la misma: DEPENDE. Un tiempo de estrés vale muy poco, de mala ostia vale aún menos, y cuanto más lo malgastas, menos vale, y un tiempo de felicidad total es probablemente el tiempo más valioso.
Quizás por eso intento que cuando me topo con una persona que me atiende sea donde sea, o trato verbalmente con alguien, me gusta mirar a los ojos, transmitir tranquilidad, y dar mi mejor sonrisa. Recuerda siempre que para todos esto puede ser mejor si en lugar de consumir el tiempo de cualquier manera, aumentamos el valor que intercambiamos, ya que estás usando tú tiempo, y el de los demás. Hagamos de MORDOR un lugar para todos los públicos.
Sonríe.
Por cierto, para los más curiosos, Mordor "está" ahí: